La Galería de arte “Ra Del Rey” en Madrid, presenta desde el 21 de mayo al 16 de junio una exposición de pintura con la obra que el pintor Lorenzo Ugarte realizó en la década de los 70 del pasado siglo y que ve ahora la luz por primera vez.
En su momento y por razones obvias de censura (años finales de la dictadura) la obra no fue expuesta, y luego el devenir del artista le condujo por itinerarios creativos totalmente diferentes que hicieron que esta etapa fuera guardada en un armario.
Se trata de una pintura al óleo de intención testimonial de denuncia y con una fuerte carga de subjetivismo existencial. Son cuadros llenos de brumas, angustia y tensión, que reflejan la tensión del creador en una sociedad controlada por un poder dictatorial. Una visión de denuncia y desesperación ante una realidad que hiere al artista en lo más profundo. Cuadros realizados dentro de un figurativismo muy realista, y en blanco y negro. Sólo algún detalle de color enfatiza el foco principal de la composición.
Deambulan por la superficie de estos cuadros “soldados esqueléticos envueltos como momias en vendas sangrantes; o seres asustados en llanuras grises cubiertas de cráteres o horizontes próximos al infinito; o personajes oscuros sin ojos que flotaban ingrávidos en las tinieblas de un universo poblado por astros resquebrajados: o personalidades esféricas infladas como globos que lucían chisteras, entorchados, bandas y condecoraciones; o funcionarios de chaqué, ojos de pez y tez de odre podrido que juzgaban a Jesús de Nazaret vestido de camisa y pantalón de hombre corriente; o procesiones de féretros de tabla basta claveteada, numerados y etiquetados, que ascendían en hileras hacia un lugar más allá de las estrellas; o Jesús besado por un Judas vestido de frac ante una fila de centuriones con cascos, botas y metralletas”. (L.Ugarte)
Como bien reflexiona la poeta Encarnación Pisonero:“No se me ocurre mejor crítica social y de denuncia, con continente y contenido logrado, que estos cuadros de Lorenzo Ugarte, desgraciadamente de rabiosa actualidad, donde se pone de manifiesto el dolor humano en ese negro de amplio espectro con esos ojos huecos y esas bocas que nos gritan desde las entrañas desgarradas, y que es imposible no oírlas salvo que ya estemos nosotros también muertos.”
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